Lejos del facilismo mercantilista de un tren bala y de la chatarra que transportaba muchedumbres sudorosas del interior bonaerense sub-urbano, el tren que unia los pueblos, poblados, tiene en sus puntos mas altos la soledad de esos pueblos y la del tren mismo.
Solo algunos viajeros, entre ellos, incluido este escriba, cubrieron el intrincado trayecto entre 25 de Mayo y Estacion Constituciòn.
Un trayecto, que, segùn los discursos oficiales, uniria el interior cuando localidades como 25 de Mayo se llaman asì sin que el propio Presidente distinga en sus discursos el 9 deJulio con el 25 de Mayo.
La historia del tren en la ultima decada plantea muchos interrogantes, algunos, como el anterior.
Pero las preguntas tambièn aparecen para el hombre contemporaneo, ¿Por que pasar diez horas en una abulica llanura vacuna sojera triguera maizera oleaginosas como testigo de un camino que lejos de arrojar prosperidad ofrece por la misma tarifa y via tan solo las penas.
Los impulsores del proyecto del cierre de los ramales ferroriarios, han valorado el costo beneficio de sostener una estructura que resulto mucho mas economica a la hora de transportar divisas y especies, es mucho mas comodo barato y economico poner millones de dolares en cuentas ocultas en paraisos offshore y no repatriarlas que invertir en trenes, vias, durmientes, y personal afin.
Sin duda, desconectarse no significa estar aislado, sinò que para conectarse habrà que recurrir a otras vias de traslado, que, si bien cuestan un mil porciento mas que un pasaje de tren, por lo menos ofrecen la inseguridad y la incomidad de que los pasajeros viajen apretados como huevos de rengo.
Si ambos anhelos, los de la empresa privada, como el del estado privatizador o destructor del transporte publico, logran desconectar a las gentes del interior, como nosotros, de la vida citadina, deberemos hacer una distinciòn, tener los ojos abiertos no significa estar conectados y quedarnos sin el tren tampoco implica estar con los ojos cerrados, desconectados de nuestras comunidades del interior o capitales Federales de la Naciòn.
Todo viajero de tren suburbano como del interior, anhela en lo mas profundo, la vuelta del tren pero con una formaciòn libre de vendedores ambulantes, olores a zorrino a la par de la via, aromas toxicos, y presuntos homo sapiens que vociferan en los microfonos de sus telefonos celulares, acaso algun encuentro amoroso, o una iliada con alguien que suba en una estaciòn con quien intercambiar miradas, un dialogo, numeros telefonicos, fluidos corporales, la vida, fragmentos, o momentos acaso.
Lo cierto es que luego de nueve horas de jornada el descalabre siquico y fisico es grande, teniendo en cuenta que ese trayecto puede reducirse a un tiempo de ese tiempo en combis o colectivos, o en auto, o en aviòn, debe generar cierta reflexiòn que le suelte la mano a la nostalgia cuando ya no queda mas que esperar y el final ha sido anunciado oficial y fehacientemente.
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