Por Nobru.
"Gente fea, mala y desgraciada".
Las callecitas que gastadas eran el salon de baile de los vetustos huesos sin ideas era dura, solida, robusta.
Las puertas abiertas eran como bocas abiertas que anunciaban la preeminencia de una garganta ante la oscuridad en el horizonte de su atardecer en su orto mas complejo. Manchones moviles y colores limitados por un rectangulo desde fuera sin verlos se hacian notar, una mancha en la negritud sin mas luz que un higado de un animal muerto rodeado por alimañas y decadencia natural.
Piadosamente alguien evitaría ese transito, la pena es solidaria, no es unidireccional. El que pierde sabe que gano en retener lo que aún tiene.
Ella apuraba su pie sobre el acelerador su presión sanguinea subia su cerebro confundido entre estimulos ruidos y mensajes irrelevantes no previó bien una desaceleración el anciano cruzó la calle suponiendo que el mundo se movia a su ritmo, la mujer supuso que el anciano haria lo mismo y mientras se asomaba delante de las luces de su auto de cientos de partes hecha embestia al anciano de otras miles de miles de partes hechas, y ahora deshechas.
La farola con ese aire de contemplación metaforica no llamó a la ambulancia no corrio a dar ayuda ni se asustó ni se sorprendió su gran ojo solo se limitaba a dejar ver un poco mejor lo que no habia pasado.
La mujer primero no reacciono, la musica de moda la sacaba de su mundo absurdo y veloz, el anciano recomponia en su cabeza su estatus quo, y pensaba que su ropa se habia ensuciado y que no era digno yacer en el medio de la calle.
Ella miró su auto mientras se bajaba mirando previamente a todo alrededor, algunos detenian sus vidas sin sentido para asimilar la escena y disfrutar del empuje de la adrenalina gratuita.
Entonces llegaron mas curiosos, y llegó el dolor.
El anciano tenia un hueso que se veia por fuera de su pantalo, un vertedero de sangre que no era natural ni sano, y la mujer meditaba en los daños de su auto mayormente, y en como sus amigas tendrian tema de conversación.
Arribó la ambulancia no ya sin tolerar autos que miraban, simulando interesarse, y luego continuaban su derrape por esas calles de miseria y fragilidad.
"Quebradura de tibia con hueso expuesto y contusiones" fué lo que puso en el papel el medico de acento extranjero, pero de por acá nomás.
La policia hacia preguntas en voz alta, una mujer hablaba por telefono mientra molestaba a un comerciante que casualmente no vió nada y estaba justo enfrente, y el oficial le contaba al comerciante que justamente le habian regaldo algo de lo que el mercader tenia en una de sus estanterias. Las luces verdes de la ambulancia como un giroscopio mareaban y dejaban ver a una camilla que cargaba al anciano que lucido, pensaba no haber perdido la billetera en la caída.
El telefono dejó de ser la via de transito de esta irresolutés, la mujer de brazos cruzados miraba la optica rota y el abollon en su auto y sus tacones con la sangre del anciano combinaban. Alguien le advirtió esto y rapidamente levantó su pie como si pisara al sujeto que antes embistió o como sinó quisiera ensuciarse. Preocupada por los tramites del seguro, algun juicio por lesiones, y todo el proceso que le demandaria esa suma de cosas circunstanciales. Y el tacón manchado con sangre.
De algun modo subconciente. Eventualmente la llovizna dejó paso al frio, el frio secó la lluvia pero la memoria siguió mojada, las sombras oscuras bipedas erectas cuchicheaban algo.
La luz de la farola, se sigsagueaba con el viento, una rata vió todo desde algun lugar, alguien comentó algo, un cronista dió cuenta, y en el Hospital las rutinas y protocolos alojaban un nuevo visitante.
Allá a lo lejos en la ruta, o en la desembocadura de la calle nueve, recae el hospicio que permite reposar todas estas cosas que se traga un cuento y que vomitan nuestras propias entrañas.
Los tramites previos son feos, malos, pero sin duda desgraciados. El romance con lo irreal da paso a lo incomodo. Todo entre la deferencia de quien pretende novedad ante lo antiguo y la inmortalidad que espera como un niño su regalo prometido.
Acariemos un sueño mas, veamos al tiempo pasar, todo tiene un para que
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