Somos como somos, y nos merecemos lo que nos pasa?
A mediados del año 1963, se reunieron en una oficina los ocho empresarios más importantes del pueblo. El motivo se cernía para tratar un ofrecimiento oficial llegado a la intendencia de una planta siderúrgica. El intendente optó por citar a los empresarios del pueblo para decidir por el si o por el no.
Aunque lo veían con buenos ojos, había un problema que avisoraban muy grave. La acería afectaría a gran cantidad de mano de obra y al mismo tiempo, ofrecería sueldos muy superiores a los que los empresarios locales solían abonar. Un efecto indeseado era que deberían adecuar su nivel de pagos a una nueva y eventual escala y ello, limitaría gravosamente en sus ganancias. El otro inconveniente se encontraba en que, ante la imposibilidad de mejoras sustanciosas en materia salarial, temían que gran parte de su mano de obra experimentada los abandone, ocasionándole graves problemas en la producción a casi todas las empresas.
La disyuntiva se planteaba en que por traer una fuente de trabajo, perjudicaría seriamente a la poca industria local instalada. Si decían que si, existirían como mínimo, trescientos nuevos puestos de trabajo, pero los arrastraría a un desastre económico.
Si se negaban, se transformarían en una suerte de villanos autóctonos.
Entre las sombras de una fría noche, dictaminaron que no era conveniente que arribara la acería, la que se llamaría "Acería 25" Habían matado la criatura en gestación.
La empresa siderúrgica había elegido nuestra ciudad pues el estado nacional y provincial le aseguraba el transporte de materia prima y mercaderías por via férrea para abaratar costos de transporte. He de suponer que la planta estaría montada no muy lejos de las vías, exactamente donde ahora se encuentra nuestra planta industrial.
Y la misma, en el año 1964, se instaló en la ciudad de Bragado.
A mas de cincuenta años transcurridos, nos encontramos condenados a una existencia magra, de poco ofrecimiento de trabajo, de malos sueldos; subyugados a una existencia de pueblo aletargado. No se; si disfónico o que nunca tuvo voz, ó sumergido en un charco de anhelos. Quizás mañana, todo cambie, quizás, quizás, quizás. Depende de nosotros, de gente que quiere de verdad el bien común de nuestra gente.
Mientras tanto , es de noche y nuevamente, las luces de las calles se han encendido. Pero solo están iluminando un nuevo sopor.
Ya no existen esas ocho empresas que signaron nuestro destino, ni tampoco el sueño de la aceria a la salida de la ciudad.
Salute a la muchachada.