Los medios se convirtieron en multimedios. Las multinacionales se apoderaron de los mecanismos para mejorar la información nacional, y los intereses ajenos fueron más importantes que los propios. Los periodistas quedaron rehenes de las empresas. El poder, de la mano con los intereses empresarios, emparentados con la política, avanzó sobre la prensa. El interés del común pasó a segundo plano. Los díscolos fueron arrinconados por el sistema. Hoy, por alguno que se atreve, miles no tienen más remedio que bailar al son que les tocan, con el noble objetivo mantener a sus familias. Mariano Grondona dedica dos horas de su programa para hablar del caso De la Rúa y está bien. Pero no tiene un minuto para recordar a los cien trabajadores del mismo Canal en el que trabaja, que fueron dejados en la calle de un día para otro. La media verdad no es la verdad. Un periodista, se afirma, es más conocido por lo que lo que no dice que por lo que dice
El Che Guevara decía que llegaría el día que el hombre actuaría sólo por el bien común y por actitud solidaria, olvidando intereses personales. Murió sin ver hecho realidad su sueño de hombre ideal. Aunque quizás, al fin y al cabo, los periodistas sobreviven con esfuerzo, llenando una hoja, sosteniendo una radio comunitaria, haciendo un diario-empresa, casi artesanal, tengan bastante que ver con aquel comportamiento que reivindicaba el legendario e idealista guerrillero convertido en símbolo más allá de la muerte. También están acorralados. Los poderosos los aíslan. Los gobernantes les niegan la publicidad que regalan a los adictos, las empresas miran con desconfianza. Siempre en desventaja, sin recursos, muchas veces ignorados, sobreviviendo, parecen estar en una titánica lucha de David contra Goliat interrogándose siempre acerca de si esa batalla es heroica o estúpida.El poder también intenta avanzar sobre ellos. Aprovecha sus necesidades, su falta de convicción, o su incapacidad moral para el sacrificio, ofreciéndoles caminos empedrados de comodidades. Y en ese avance, también, en demasiadas oportunidades, los capta para sus propios fines.
La abundancia de medios en manos ineptas, sin una comprensión profunda de la tremenda responsabilidad del comunicador, sin posibilidad de análisis, merodeadores permanentes de las ciudadelas del poder, fanáticos de las distinciones que conceden los poderosos permanentes o circunstanciales, ha puesto una cuña de efectividad manifiesta en la lucha por la verdad entera. La sociedad bombardeada por temas que dicen ser información y que no los son, contados a medias según los intereses del que los cuenta, Y, como ya se ha dicho, por repetición, termina creyendo esas verdades a medias, haciendo de los que actúan respondiendo a la propia convicción, apenas renegados dispuestos a oponerse, a quienes se aíslan por reacción natural.Así están las cosas en este 7 de junio de 1998, Día del Periodista. En cualquier momento, aquel trofeo de credibilidad será cosa del pasado.Pero a esa altura, aquellos que elegimos el camino, no tenemos voluntad para cambiarlo. Hemos sufrido frío, hambre, desprecio, temor, angustia. Nuestra profesión no ha sido rentable, y nuestros bolsillos siguen tan flacos como siempre. Nos hemos auto impuesto el compromiso de no transar con la mentira ni con los que creen manejar todo, y así llevaremos nuestra pobreza con el mismo orgullo que se lleva a una novia. Hemos reincidido cada vez. Al fin y al cabo, sería absurdo que todo lo pasado y sufrido hubiese sido en vano. Pero si lo fue para hacer que un oyente o un lector repiensen cada situación, si fue posible que alguien se oriente a través de la información honesta y no parcializada, habrá valido la pena. No importa demasiado dejar jirones de la vida cada día. José Luis Cabezas, Rodolfo Walsh, Ricardo Bonino y tantos otros, cientos, o miles, dejaron su vida. Nosotros somos escandalosamente pequeños frente a ellos. Pero creemos, honestamente, que para ellos el mejor homenaje es no mentir a sabiendas.Y que para nosotros, la mejor almohada es la tranquilidad de conciencia.
El Che Guevara decía que llegaría el día que el hombre actuaría sólo por el bien común y por actitud solidaria, olvidando intereses personales. Murió sin ver hecho realidad su sueño de hombre ideal. Aunque quizás, al fin y al cabo, los periodistas sobreviven con esfuerzo, llenando una hoja, sosteniendo una radio comunitaria, haciendo un diario-empresa, casi artesanal, tengan bastante que ver con aquel comportamiento que reivindicaba el legendario e idealista guerrillero convertido en símbolo más allá de la muerte. También están acorralados. Los poderosos los aíslan. Los gobernantes les niegan la publicidad que regalan a los adictos, las empresas miran con desconfianza. Siempre en desventaja, sin recursos, muchas veces ignorados, sobreviviendo, parecen estar en una titánica lucha de David contra Goliat interrogándose siempre acerca de si esa batalla es heroica o estúpida.El poder también intenta avanzar sobre ellos. Aprovecha sus necesidades, su falta de convicción, o su incapacidad moral para el sacrificio, ofreciéndoles caminos empedrados de comodidades. Y en ese avance, también, en demasiadas oportunidades, los capta para sus propios fines.
La abundancia de medios en manos ineptas, sin una comprensión profunda de la tremenda responsabilidad del comunicador, sin posibilidad de análisis, merodeadores permanentes de las ciudadelas del poder, fanáticos de las distinciones que conceden los poderosos permanentes o circunstanciales, ha puesto una cuña de efectividad manifiesta en la lucha por la verdad entera. La sociedad bombardeada por temas que dicen ser información y que no los son, contados a medias según los intereses del que los cuenta, Y, como ya se ha dicho, por repetición, termina creyendo esas verdades a medias, haciendo de los que actúan respondiendo a la propia convicción, apenas renegados dispuestos a oponerse, a quienes se aíslan por reacción natural.Así están las cosas en este 7 de junio de 1998, Día del Periodista. En cualquier momento, aquel trofeo de credibilidad será cosa del pasado.Pero a esa altura, aquellos que elegimos el camino, no tenemos voluntad para cambiarlo. Hemos sufrido frío, hambre, desprecio, temor, angustia. Nuestra profesión no ha sido rentable, y nuestros bolsillos siguen tan flacos como siempre. Nos hemos auto impuesto el compromiso de no transar con la mentira ni con los que creen manejar todo, y así llevaremos nuestra pobreza con el mismo orgullo que se lleva a una novia. Hemos reincidido cada vez. Al fin y al cabo, sería absurdo que todo lo pasado y sufrido hubiese sido en vano. Pero si lo fue para hacer que un oyente o un lector repiensen cada situación, si fue posible que alguien se oriente a través de la información honesta y no parcializada, habrá valido la pena. No importa demasiado dejar jirones de la vida cada día. José Luis Cabezas, Rodolfo Walsh, Ricardo Bonino y tantos otros, cientos, o miles, dejaron su vida. Nosotros somos escandalosamente pequeños frente a ellos. Pero creemos, honestamente, que para ellos el mejor homenaje es no mentir a sabiendas.Y que para nosotros, la mejor almohada es la tranquilidad de conciencia.
Al fin y al cabo, cada uno elige su forma de vivir
callate reynoso estas muerto
ResponderBorrarExcelente editorial!
ResponderBorrarMe adhiero a este pensamiento de lucha. Es altamente valorable el anhelo de la permanencia en el auténtico lugar elegido, ante las tentaciones de este mundo tan funcional y postmoderno.
Muchos generadores de opinión son tan corruptos como un policía que acepta coimas. Las grandes empresas del mundo periodístico emplean a periodistas y los someten a los caprichos de su corporación; burlando la vocación que significa ser periodista, y la riqueza filosófica que existe en la diversidad de opinión. Mientras tanto, encendemos la tv o la radio, compramos el diario, o leemos "noticias" en Internet; todas con un caracter tan tendencioso como perverso. Es muy fácil controlar y someter a las masas impartiendo paranoia y desmenuzando los valores.
Vale la pena seguir luchando!, "La calidad comienza por casa", decía J.D. Perón.
Que tengan un excelente día!
PAMELA MEDIOTTE
30.643.254
Esto lo escribiò Juan CArlos Reynoso un años antes de su muerte.
ResponderBorrarNada ha cambiado demasiado de cualquier manera le hubiera gustado que se lo "recordara" pero mucho mas le hubiera gustado conocer que una bella mujer apreciara sus escritos.
Cosas de la vida.
pd. quien ademas fue fiel en sus escritos -al menos en algo fuè fiel- para con sus ideales, de hecho paso frio hambre temor y otras cosas mas, muriò sin un peso.
ResponderBorrarmuy bueno lo que dice mediote es mas que cierto.
ResponderBorrarme parecio un buen homenaje al desapararecido rey-oso un tipo que murio ante la indiferencia de los corruptos y el pesar de algunos soñadores.
Buen homenaje sigan posteando escritos del juanca que aun hoy dia tienen vigencia.
chau.
el juanca reynoso....muy amigo de otaola...
ResponderBorrar