El Punto G existe y está en expansión
Por ALEJANDRO DEDOLARGO.
Su descubrimiento en 1950, por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, causó sensación. Lo describió entonces como "una zona erógena muy definida en la pared anterior de la vagina". Desde ese momento, ellas y ellos se han entretenido jugando a las escondidas. Fue, entre otras cosas, un espaldarazo para los románticos, al informarles que se pueden conseguir súper orgasmos a pura caricia. Y abrió caminos a una nueva generación de ginecólogos fiesteros que apelaban a mapeos y dedos mágicos para orientar a las parejas. Pero hay otra escuela que asegura que la pesquisa ha sido infructuosa, que el dichoso lugarcito nunca estuvo y que hay señoras que dan cuenta del hallazgo sólo para tranquilizar al empedernido buscador.
La discusión no cede: los doctores John Perry y Beverly Whipple, que en 1981 le dieron el nombre de Punto G, siguen garantizando su existencia. Aunque el científico italiano Emmanuele A. Jannini, -citado por el diario madrileño El Mundo- fue tajante: "es irresponsable asegurar la presencia de una estructura cuya existencia nunca se ha probado, y presionar por ello a las mujeres y también a los hombres para que la encuentren". Y hay posiciones intermedias, como la de Jorge Patané, jefe de cirugía plástica del Hospital Fernández: "No es fácil encontrar el Punto G en todas las mujeres.
NUEVOS APORTES
Pero ahora el debate ha encontrado nuevos aportes. Un reciente informe de un diario nacional, da cuenta de que "se practica en la Argentina un polémico procedimiento sobre la vagina de las mujeres. Es la ampliación del Punto G, una zona sensible que se percibe a través de la pared anterior o superior de la vagina. Más de 100 mujeres ya se lo hicieron para mejorar el goce durante sus relaciones sexuales con sus parejas. El procedimiento cosmético empezó a realizarse en los Estados Unidos hace diez años aproximadamente. Consiste en inyectar un relleno con grasa de la misma mujer o con ácido hialurónico, entre otros materiales, dentro de la vagina, según contó a la prensa Marco Pelosi, que es presidente de la Sociedad Mundial de Cosmetoginecología y estuvo en Buenos Aires en un taller sobre técnicas avanzadas en cirugías cosméticas.
¿Serán necesarios estos operativos? ¿Mejorarán la calidad sexual de la pareja o es sólo otro avance de esta cirugía a la carta? "Algunas mujeres ven más películas porno o ven revistas, se comparan y han empezado a darse cuenta que no disfrutan tanto sexualmente", contestó Pelosi, que atiende en los Estados Unidos. "Varias de las pacientes tenían orgasmos, pero sintieron que su vida sexual cambió después de varios partos. Ahora saben que existe este procedimiento y lo piden", comentó también Guillermo Blugerman, uno de los cirujanos plásticos que empezó a ofrecer estas expansiones el año pasado.
El riesgo de usar films pornos para inspirarse es que, si las damas empiezan a valorar todo lo que se agrande, más de un gaucho va a tener que pedir ayuda o hablar con el cirujano para que a la doña vaya desilusionando.
Lo concreto, hoy por hoy, es que el punto G no sólo existe, sino que se amplía y se mejora de acuerdo las necesidades, lo que le agrega al lugar un misterio extra, como si ya no tuviera suficiente. La idea del punto G reforzado permite augurar un mañana mejor, aunque deja en el aire varias preguntas: ¿no suena prosaico eso del relleno con grasa? El tenerlo tan a mano, ¿no le quitará encanto? ¿Será tan excitante el ácido hialurónico?
Olvidémonos de los cirujanos y sigamos participando -concluye el redactor quien ya en un completo estado de alienaciòn pierde sus propios sentidos y estribos morales.-
Fuente Diario El dia de La Plata.
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