Las pendejas de hoy en dia no se maquillan y se ponen monas como en otras épocas. Ahora se embadurnan con tanta porquería de Gigot y Avon que parecen cualquier cosa. La jefa, nos ha prohibido, so pena de suspensión a las empleadas de planta si nos agarran con los libritos de cosméticos vendiendo. Viste que yegua que son, claro estas resentidas, cuerneadas y abandonadas, y saben a que me refiero, no les importa nada de nada. Los otros dias paseando por los pasillos con los papelitos de siempre, simulando de que estoy trabajando , pero escuchando todo, recibimos la visita de dos señores, bien trajeados, con sus ataché impecables que se anunciaron para entrevistarse con el intendente, diciendo que eran veedores del Banco Mundial.
A la mierda! como estamos me dije. Un caballero calvo de unos 50 y el otro un poco mas jovencito, como a todos, aqui en la la comuna no hay privilegios para nadie y le hicieron juntar orín un rato, otro rato y hasta que se hizo un ratazo muy largo. La patrona no los queria atender, con unas ojeras que ya son un clásico de puchos, cafe y alcohol. La masagué se paseaba como si se quisiese desacer de un fiambre hasta que por ahi apareció Marito Montechia. Claro Montechia+banco mundial = ferrobús; la cuenta es clara. Según escuche, porque la mayor parte de la conversación fué en el pasillo, estos buenos mozos venían a reclamar que se hizo con los 220 mil dolares que le prestaron al municipio para hacer andar el trencito. El anteojudo Marito (asi le dice la intendente en la intimidad) se refregaba las manos, tratando de esbozar alguna berborrágica mentira intelectual. Los tipos estos ya habian visto el coche en el corralón de la 23 y 14 durmiendo su sueño eterno, tenían los recortes de los diarios hablando del coso y le hicieron firmar una notificación que debían devolver la plata, si no, efectuarían la denuncia.
Otro juicio mas!!!, eso pense, entre cuento y cuento los tipos habían perdido la paciencia, y al parecer nunca pagaron el dinero prestado, ni una cuota.
Luego siguieron conversando pero en la oficina de Marito y yo ya no pude escuchar, si supieran estos tipos del banco en que se gastó la plata del ferrobús... yo no se los voy a decir, porque botona no soy... y no sean mal pensados porque la usaron para pagar aguinaldos, sueldos y horas extras atrasadas y justificaron con un cascajo inserbible la plata .
En la próxima les cuento el aprete a los compañeros de parte de la Señora, para que no anden en comités "ajenos"
A la mierda! como estamos me dije. Un caballero calvo de unos 50 y el otro un poco mas jovencito, como a todos, aqui en la la comuna no hay privilegios para nadie y le hicieron juntar orín un rato, otro rato y hasta que se hizo un ratazo muy largo. La patrona no los queria atender, con unas ojeras que ya son un clásico de puchos, cafe y alcohol. La masagué se paseaba como si se quisiese desacer de un fiambre hasta que por ahi apareció Marito Montechia. Claro Montechia+banco mundial = ferrobús; la cuenta es clara. Según escuche, porque la mayor parte de la conversación fué en el pasillo, estos buenos mozos venían a reclamar que se hizo con los 220 mil dolares que le prestaron al municipio para hacer andar el trencito. El anteojudo Marito (asi le dice la intendente en la intimidad) se refregaba las manos, tratando de esbozar alguna berborrágica mentira intelectual. Los tipos estos ya habian visto el coche en el corralón de la 23 y 14 durmiendo su sueño eterno, tenían los recortes de los diarios hablando del coso y le hicieron firmar una notificación que debían devolver la plata, si no, efectuarían la denuncia.
Otro juicio mas!!!, eso pense, entre cuento y cuento los tipos habían perdido la paciencia, y al parecer nunca pagaron el dinero prestado, ni una cuota.
Luego siguieron conversando pero en la oficina de Marito y yo ya no pude escuchar, si supieran estos tipos del banco en que se gastó la plata del ferrobús... yo no se los voy a decir, porque botona no soy... y no sean mal pensados porque la usaron para pagar aguinaldos, sueldos y horas extras atrasadas y justificaron con un cascajo inserbible la plata .
En la próxima les cuento el aprete a los compañeros de parte de la Señora, para que no anden en comités "ajenos"
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