Cada vez hay más casos de chicos que se van de su casa a través de Facebook
Los contactos en la red social suelen disparar muchas de las desapariciones de menores que ocurren en la Región. Los expertos aseguran que los chicos se escapan del hogar ya a partir de los 12 años
Florencia es una de las tantas chicas que, con apenas 13 años, estuvo hace unos meses perdida durante casi un día entero. El caso sucedió en La Plata y no llegó a Missing Children ni mucho menos pero, al escucharlo, sus autoridades aseguran que es ejemplo claro de algo que ocurre cada día con más frecuencia. Para poder encontrarla, los padres de Florencia no necesitaron de esa ONG internacional ni tampoco de las pesquisas de la policía, sino de la cuenta que la propia Florencia tenía hasta ese entonces en Facebook y a la que, sin que la chica lo supiera, su madre tenía acceso. En cuestión de minutos se enteraron con qué amigo había chateado, con quién se había ido y hasta dónde habían quedado en verse. Todo resultó una travesura de chicos, pero los expertos que analizan la desaparición de menores aseguran que, detrás de esa problemática seria, la red social aparece como uno de los principales disparadores de las fugas de hogar.
Y en ese universo otro aspecto llamativo es el de las edades cada vez más bajas de quienes se fugan. El mayor porcentaje de chicos extraviados tiene entre 13 y 17 años, y si bien la mayoría de los chicos que se fugan aparece a los pocos días, los expertos reconocen un aumento del problema. O al menos de los números que lo ponen en evidencia.
“El fenómeno creció en el último tiempo -asegura Lidia Grichener, presidente de Missing Children Argentina-. O al menos las historias tienen mayor difusión. De cualquier manera, es cierto que años atrás la mayoría de las fugas se daban en chicos de 14 o 15 años, pero ahora vemos que lo más común son nenes de once o doce años. Y es cierto que Facebook aparece en varias de esas fugas, pero así como es una herramienta que muchos menores utilizan para planear escapar de su casa, también lo es para difundir de verdad cuando un chico no aparece”.
Lo que dice Grichener sintoniza con la mirada que tienen en el Registro Nacional de Menores Extraviados, cuyas autoridades admiten que el uso de las redes sociales puede facilitar la idea de un menor de abandonar su casa, pero que de ningún modo son la causa de esas decisiones. “Cuando el que se fuga es un niño -señalan en el Registro-, por lo general la historia que lo explica suele estar asociada a la esfera íntima, a situaciones de violencia y a una conflictiva familiar que viene de años y en la que Facebook es apenas un disparador para poder escapar”.
Lo que dicen los expertos se fundamenta en las estadísticas. Uno de los últimos informes presentado por el Registro, de hecho, destaca que el 91% de los casos en los que el equipo social del organismo tomó intervención, está asociado a “alejamientos voluntarios del hogar, producto de situaciones de maltrato intrafamiliar”.
Pero lo de Facebook no es anecdótico. Para los especialistas, esta tendencia de chicos que se van de su casa a edades cada vez más bajas tiene relación con el universo que los propios adolescentes alimentan a través de las redes sociales. “Hacen amigos virtuales que no saben quiénes son -dicen Grichener-. Historias como una piba joven que se encontró con alguien que no tiene su edad, que era un adulto o eran redes de pornografía para menores son cada vez más frecuentes”.
Por todo esto se asegura que es importante que la familia esté al tanto de la contraseña para entrar al Facebook del menor. Como explican los entendidos en la materia: al ser un menor de edad, la confidencialidad y derecho a la privacidad quedan de lado ante el criterio superior del “interés superior del niño” que señala la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña.
Así las cosas, y fuera de lo que sería un cuadro de violencia intrafamiliar, las causas que explican las fugas de hogar son tan variadas como variadas las familias que protagonizan el problema. En esto puede haber desde padres que rechazan las amistades o las parejas hasta crisis por el bajo desempeño escolar del chico. “Todavía hay nenes que se van de la casa porque no pueden afrontar el supuesto castigo por el boletín -dice Grichener-, po eso a fin de año o en épocas de examen las fugas de hogar experimentan un leve crecimiento”.
Las estadísticas muestran que los adolescentes se van, pero que también vuelven. ¿Cuánto tiempo se van? Para Grichener, hay que saber distinguir “entre los chicos que se fueron de sus casas por un tema puntual, como puede ser un novio no aprobado por la familia, una mala calificación en el colegio, o que no lo dejen salir a bailar con sus amigos, de aquellos casos en los que existe una conflictiva familiar seria, como la violencia y de los casos en los que adolescentes, particularmente mujeres, son engañadas por un tercero con promesas falsas de un trabajo, de una vida mejor y libre. En el primer caso, el chico vuelve a su casa o es encontrado en un tiempo no mayor a una semana, en promedio son 3 días. Pero en el segundo y tercer supuesto, los tiempos se alargan. Si hay violencia el chico no desea volver, o porque caen en manos de grupos muy bien organizados que se dedican a la trata de personas para la explotación sexual. Puede pasar un mes o años”.
Aquí también aparece el rol de las redes sociales. “Aunque no necesariamente con fines de captura, la inducción a irse de la casa también se da mucho en las relaciones por internet -aporta Grichener-. A veces chicos y chicas encuentran a alguien en el chat que les propone escapar para conocerse, y eso impulsa la fuga a una edad en que suelen cuestionarse las reglas de la propia casa”.
Según estadísticas de esta ONG, un 62% de la fugas de hogar se dan hoy entre los 13 y 17 años y responden en cuatro de cada diez casos a “crisis de identidad”, propias de “una edad en que el diálogo con los padres resulta siempre muy difícil”.
Pero si la comunicación entre padres e hijos adolescentes siempre ha sido muy difícil, “en épocas de crisis como la actual suele serlo aún más. Preocupados por cuidar sus trabajos, hoy muchos adultos no dedican tiempo suficiente a hablar con sus hijos para enterarse qué les pasa. Y así, hasta un fracaso escolar puede derivar eventualmente en una fuga”, sostiene la experta.
La presidente de Missing Children Argentina reconoce sin embargo las limitaciones de los datos estadísticos de su organización, dado que en ellos no figura entre las causas de fuga otro trasfondo que, como se dijo, los asistentes sociales advierten con gran asiduidad en algunos de estos casos: la violencia familiar.
“Hay muchos casos de chicos que se van de su casa y motorizan esa fuga a través de un contacto que establecen en Facebook -explican desde el equipo social del Registro de Menores Extraviados-, pero el verdadero problema no es cómo pudieron instrumentar o planear esa fuga sino el motivo de fondo que la generó. Y en eso notamos que las situaciones de violencia puertas adentro de la casa son cada vez más frecuentes”.
Para muchos expertos en problemáticas adolescentes, los chicos pueden decidir irse también por la necesidad de castigar a sus padres. Precisamente por eso, se recomienda, la conversación entre padres e hijos debe ser fluida y sincera; es decir que dentro de ella esté permitida la descarga. Un chico que puede levantarse de la mesa o decir una mala palabra o encerrarse en su cuarto, se apunta, rara vez llega a una decisión tan drástica como irse de la casa.
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