Thatcher, estupefacta por "estúpida" invasión argentina a Malvinas
Según documentos oficiales desclasificados este viernes, la entonces primera ministra británica se manifestó así ante una comisión de investigación británica, meses después de la guerra, aunque ya en 1977 la inteligencia británica no descartaba una acción argentina si las negociaciones sobre no avanzaban
"Jamás, jamás pensé que Argentina invadiría directamente las Malvinas. Fue una acción tan estúpida", declaró Thatcher ante una comisión de investigación británica sobre las Malvinas en octubre de 1982, cuatro meses después del fin de la guerra, según estos documentos desclasificados consultados por la BBC.
Sin embargo, el 31 de marzo de 1982, dos días antes de la invasión argentina, Thatcher fue informada por los servicios secretos británicos de que una acción de Buenos Aires era inminente.
"Fue el peor día de mi vida", aseguró Thatcher en octubre de 1982, y añadió: "Aquella noche nadie pudo decirme cómo podríamos recuperar las Falklands (nombre inglés de las Malvinas). Nadie. No lo sabíamos, no lo sabíamos", repite.
Los documentos desclasificados revelan asimismo que Thatcher hizo todo para impedir que Francia vendiera misiles Exocet a Perú, que podían ser luego entregados a Argentina, que los había utilizado para hundir navíos británicos.
En un telegrama al entonces presidente francés François Mitterrand, el 30 de mayo de 1982, la primera ministra británica adviertió: "Si el mundo supiera -como probablemente sería el caso- que Francia entrega ahora a Perú armas que seguramente serán suministradas a Argentina (y) que pueden ser utilizadas contra nosotros, aliados de Francia, ello tendría un efecto devastador para las relaciones entre nuestros dos países".
"Ello tendría un efecto devastador para la Alianza", añadió Thatcher, en referencia a la OTAN.
Al día siguiente, un diplomático francés, Francis Gutmann, informó al consejero especial de Thatcher encargado de las Malvinas que los misiles no serán entregados.
Aunque la invasión argentina de las Malvinas fue una sorpresa, había algunos indicios, según estos documentos. Ya en 1977, la inteligencia británica no descartaba una acción argentina si las negociaciones sobre las Malvinas no avanzaban.
A fines de ese año, Londres decidió enviar a la zona del Atlántico sur dos fragatas y un submarino, aunque esos desplazamientos se mantuvieron en secreto. Luego, en los cinco años que precedieron el conflicto, ya no hubo presencia militar británica importante en la zona, lo que quizá pudo inducir a Argentina a creer que Londres no lanzaría un ataque para recuperar las islas.
También hubo mensajes a Londres de parte del embajador británico en Buenos Aires en 1982, Anthony Williams, que escribió en un despacho de junio de 1982: "Argentina no es otra de esas repúblicas bananeras, (...) no es un país dirigido por un dictadorzuelo. Argentina tiene su lote de vándalos (...) Pero esto no lo explica todo, como tampoco la invasión fue un mero acto de piratería".
En fin, la "Dama de Hierro" resistió a las presiones del presidente estadounidense Ronald Reagan que intentó convencerla de aceptar la presencia de una fuerza de paz internacional en el archipiélago, según documentos revelados por la agencia PA.
El 31 de mayo de 1982, dos semanas antes del fin del conflicto, Reagan llama a Thatcher a Downing Street: "El Reino Unido tiene ahora ventaja militar, se debería llegar a una acuerdo", dice el presidente. Thatcher le responde: "El Reino Unido no ha perdido vidas preciosas en la batalla y enviado una enorme fuerza para entregar las islas de la Reina a un grupo de contacto"
El hundimiento del General Belgrano.
Se decidio duran te un almuerzo de minis tros pese a es tar fuera del area de conflicto se ordenó ademas no asis tir a los posibles supervivientes pero que el pueblo britanico ignorara la maniobra. LA orden la dio Margaret Thatcher en persona.
Malvinas: El hundimiento del crucero Belgrano se decidió en un almuerzo
Lo revelan documentos sobre el ataque ordenado por Thatcher y sus ministros, una de las decisiones más polémicas de la guerra
Los casi 3.500 documentos que desclasificó hoy el Archivo Nacional británico sobre la Guerrra de Malvinas tienen una carpeta titulada "el hundimiento del Belgrano", con telegramas y correspondencias enviados entre distintos representantes de la Cancillería sobre el incidente, considerado por Argentina como un crimen de guerra.
El 5 de mayo de 1982, durante una cena de representantes de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), el secretario del Eurogrupo, Kevin Tebbit, sostuvo que el entonces ministro de Defensa británico, John Nott, había afirmado: "La decisión política (de atacar al buque argentino) fue tomada por un grupo de ministros, liderados por la primer ministro".
El encuentro al que se refiere es el almuerzo que hubo en Chequers el 2 de mayo de 1982 donde, de acuerdo a la versión oficial de la historia británica y a distintas biografías, Thatcher dio la orden de hundir al Belgrano, pese a estar fuera de la zona de exclusión.
Según el entonces Canciller, Francis Pym, "si bien el incidente ocurrió fuera de la zona de exclusión, fue de acuerdo a las Reglas de Combate acordadas el 2 de mayo", mismo día del hundimiento.
En distintas correspondencias el ministro explicó que la posición británica es que la acción ôse realizó en defensa personalö y se tomó también de acuerdo a una orden del 23 de abril de "atacar a cualquier buque o submarino que fuese una amenaza para el Grupo de Tareas".
Por su parte, John Weston, jefe del Departamento de Defensa del Foreign Office, reconoció que "el hundimiento del Belgrano respondió a una decisión de los ministros de flexibilizar las actuales reglas del combate para permitir a nuestros submarinos nucleares atacar los buques de guerra argentinos".
A diferencia de lo que habría dicho Nott y de la historia oficial, Weston explicó que en ese almuerzo que encabezó Thatcher se tomó esa decisión, pero sin mención específica a ningún barco.
Las correspondencias dejan en claro que Londres estaba al tanto que el ataque que realizó el submarino nuclear HMS Conqueror y que causó la muerte a 323 soldados argentinos, ocurrió a 30 millas naúticas al sudeste de la zona de no agresión.
El Reino Unido era tan consciente de su acción que el jefe de la delegación británica ante las Naciones Unidas estaba ôpreocupadoö que ôpueda tener un efecto adverso en el sentimientoö de la organización respecto al papel británico en el conflicto.
Otras correspondencias reveladas muestran cuestionamientos a la forma en que el Reino Unido se comportó para intentar rescatar a los sobrevivientes del Belgrano.
Una de las cartas, firmadas por el funcionario de la Cancillería británica Terence Steggle tres días después del ataque, sostiene que "el Ministerio de Defensa ordenó al Grupo de Tareas no interferir con los buques argentinos involucrados en operaciones de rescate, pero no quieren que esto sea conocido por el público".
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