Los bienes de capital, desde el punto netamente económico social hace referencia a aquellos bienes muebles o inmuebles que pueden generar tras de si capitales externos o pueden generar básicamente dinero. Un automóvil de cien mil pesos puede ser un bien de capital si se le da una utilidad para generar dinero, pero sería un bien suntuoso, si lo usamos para sacarlo los fin de semanas con fines de recreación.
Y hasta una simple máquina de coser puede ser un bien de capital, solo que le tenemos que dar la orientación y uso destinado a la generación de dinero, de divisas o utilidades.
Nuestro suelo posee un abismal déficit en bienes de capital, que puedan generar mas bienes, servicios, comodidades y en valores en metálico. Uno de los motivos principales se origina en el desfasaje que ha sufrido la balanza comercial local, donde ciento por ciento en largos períodos se le ha dado mayor énfasis al comercio mas que a la industria.
Como lo he explicado en otros artículos detalladamente, cuando se va mas dinero del que puede entrar o generar la ciudad, produce la recesión económica, que en mayor o menor medida sufren muchos comercios, con un aditivo, el de ahogamiento de la industria, a tal punto de no poder desarrollarse, ni muchos menos crecer en un medio tan poco favorable y hasta a veces hostil.
Vivimos en la actualidad, circunstancias que difícilmente se van a dar en otra oportunidad, en referencia al principal capital de producción en nuestro suelo que es el cultivo de la soja. A un precio record de casi 600 dólares por tonelada, no existen los medios, ni legislación que pueda buscar los mecanismos para que las ganancias de este oleaginoso se vuelque en el mercado interno de la ciudad, en bienes de capital y utilidades para generarlas.
Es obvio, que para que ello ocurra, deben existir ciertas ventajas, premisas, una legislación que así lo permita. Que sea mejor volcar dinero en la ciudad, que comprar propiedades en otros distritos, poner en mesas informales de dinero a trabajar al 5% mensual, o que adquirir joyas para guardarlas en cajas de seguridad. No invoco que regalen lo que tanto esfuerzo les da ganar, sino simplemente, generar los medios para que nuestra ciudad se desarrolle en todo aspecto, reactivando la economía.
Hoy sin ir muy lejos, en este momento una sola persona ha puesto cinco millones de pesos en una mesa de dinero informal local, y que, a esta altura, a sus dichos, es menos problemático, menos gastos, se pagan menos impuestos, menos empleados y menos cargas sociales que volcándolos en el mercado interno para generar bienes de capital. Esta es la respuesta lógica y así estamos como estamos, por eso hay cosas que cambiar.
Existen otras zonas sojeras en nuestro país que no siguen los pasos ni los efectos descriptos, un ejemplo es el crecimiento que han tenido estos años ciudades al sur de Santa Fe y el sur este de Córdoba. Debemos aprender algo de esa gente, sin lugar a dudas. O seguir armando una gigante timba financiera que por varias décadas han producido este estado de cosas. En beneficio de unos pocos para el perjuicio de muchos.
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