¿Qué espera Piñera para abatir a los extremistas chilenos?
No termino de entender por qué el gobierno de Piñera no lleva a los "estudiantes" (de algún modo hay que llamarlos) al Estadio Nacional de Chile, para fusilarlos ahí mismo, o bien para subirlos luego a un helicóptero y arrojarlos a algún río con mucha agua, considerando además que los muertos ateos y comunistas no resucitan. No entiendo, en otras palabras, por qué razón un presidente de derecha elegido por el pueblo no hace uso de su autoridad de una vez y para siempre. Descubro que hay una casquivana jovenzuela –quien, para colmo, admite su condición de comunista– que tiene la absurda pretensión de que la educación sea gratuita. ¡Qué se creen estos mozalbetes que la respaldan! ¡Qué se cree esta jovenzuela, que bien podría canalizar sus inquietudes sociales en Bailando por un sueño o algún programa por el estilo! ¿Acaso no sabe el blandengue Piñera que su país tiene una honorable tradición en materia de exterminio de zurditos? ¿Desde cuándo el país que prohijó al general Augusto Pinochet se volvió tan tierno y tan tolerante? Todos esos imberbes (lo digo en el mismo sentido en que lo decía el Tirano Prófugo, ya que en verdad todos ellos usan barba) no deberían hacerle siquiera mínimas cosquillas a una administración seria y responsable. Y, sin embargo, Piñera sigue en la pavada. Ya demostró su blandura cuando invirtió preciosos recursos del Estado chileno en sacar a 33 rotos de un pozo profundo del cual nunca deberían haber salido. No alcanza con declaraciones de circunstancia, como esa de que "Nada es gratis en la vida" o esa otra de que "La educación es un bien transable". Hacen falta gestos enérgicos y categóricos. ¿Por qué extraña razón hay que limitar el poder de los carabineros a los gases lacrimógenos y a los bastonazos? ¿No será hora de apelar al plomo? ¿No sabe Piñera que el estado de sitio y la pena de muerte son posibilidades que lo asisten? Estos muchachitos que quieren estudiar gratis –aunque nadie los vio jamás con un libro en la mano, excepción hecha de El Capital– no pueden poner en riesgo la propiedad privada, la estabilidad institucional y el derecho a hacer negocios de los empresarios exitosos y pujantes. Piñera debería tomar nota. Que el Señor os bendiga. Hasta la próxima.
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